domingo, 25 de septiembre de 2011

Bután y la felicidad

Artículo ideado y redactado por Ricardo Bernés Cuevas.

Bután y la felicidad.
¿Qué es la felicidad? ¿Se puede decir que exista tal concepto como tal, o sólo se trata de un estado momentáneo y efímero que dura un instante y se va con el viento? Y, realmente, ¿tenemos los habitantes del mundo felicidad? A mi juicio, no.
La felicidad, eso que siempre se va buscando, nuestro mayor anhelo; eso que creemos que tendremos con más cosas materiales; con más dinero, un coche más grande, una casa muy grande y ostentosa… Todo eso son sólo cosas materiales, que se pueden o no poseer… pero que no nos suelen dar la felicidad… pues sólo la encontramos realmente, cuando mejoramos y/o crecemos como personas –diría también como seres humanos- aunque no crezca nuestro número de cosas en posesión.
Se puede ser feliz, por ejemplo, estando con la persona que se quiere, o ayudando a otros en lo que se pueda… o simplemente viviendo tranquilo y en paz con todo y con todos… Pues sí. En el mundo que vivimos, sólo sabemos que acumular y acumular cosas (parece básicamente que quisiéramos ser el más rico del cementerio); trastos que muchas veces ni necesitamos… pero luego nos damos cuenta que nos sigue faltando eso, la felicidad. Y es que, como bien dice el refrán “no es más feliz quien más tiene sino quien menos necesita”.
Miremos a Bután, el diminuto país limítrofe con China. Se ha hecho un estudio y se ha comprobado que, los butaneses (habitantes de este país que se abrió al mundo a partir de la década de los sesenta), aún no estando tan desarrollados como el resto del mundo, gozan de un estado de felicidad; este país se guía por la filosofía de “la felicidad interior bruta; consiste en desarrollarse de manera sostenible, por “la senda de en medio”, como ellos dicen.

Un país diminuto, que tiene una economía agropecuaria de subsistencia y que, por su difícil orografía, apenas tiene alguna carretera, que no tiene línea de tren, que no tiene infraestructuras modernas… Pero un país que sabe ser autosuficiente con lo que tiene (y que incluso vende a La India productos como energía); un país que sabe ser feliz con lo que tiene; un país que no necesita tanto para vivir feliz y en paz.
Resulta muy triste para nuestro mundo hiperconsumista e hiperdesarrollado, ver que un pequeñito país, en su mayoría budista por cierto, en estado casi medieval (la televisión llegó en el año dos mil; hasta los sesenta no hubieron carreteras…), goza de una felicidad no efímera, sino prácticamente perenne (tanto que se ha creado el concepto “felicidad interior bruta”); y nosotros, cuando encontramos la felicidad, no sabemos mantenerla. Quizás, señores y señoras, deberíamos aprender de Bután y los butaneses y guiarnos por “la senda de en medio” y la filosofía de “la felicidad interior bruta”.
Y para finalizar, déjenme preguntarles algo…
¿Son felices ustedes? ¿Lo han sido en algún momento de su vida? Y ¿creen que lo serán en el futuro?
Ricardo Bernés.

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